Los primeros intentos no fueron nada alentadores, ya que sus modelos en el mejor de los casos apenas lograban recorrer entre cuatro y cinco kilómetros antes de quedarse sin carga en sus baterías.De la Cuadra logró un contrato para la fabricación de un ómnibus eléctrico para el hotel Oriente de Las Ramblas, que lo necesitaba para ir a buscar a sus clientes a la estación de Francia.Este lujoso transporte de 5.5 metros de largo, 2,2 metros de ancho y 3 metros de altura, debía ser capaz de transportar a 20 personas, además de contar con detalles como alumbrado eléctrico exterior e interior y espacio cubierto para 500 KG de equipaje, lo que en total sumaban nada menos que 7.000 kilos de peso,durante su presentación apenas le permitieron recorrer unos metros antes de dejar de funcionar
Este supuso el abandono de los proyectos eléctricos de la empresa de la Cuadra, y su paso al pujante mundo de los motores de combustión que a pesar de su complejidad y dificultad para ser conducidos, lograron imponerse a unos eléctricos a los que sólo les faltaba una evolución de los acumuladores para haberse convertido en los motores del siglo XX.
