
El medio de transporte habitual en esa época era el caballo, por eso Morris y Salom diseñaron el coche eléctrico para que no se utilizaran los caballos debido al olor de sus heces. El coche había sido diseñado para poder transitar sin problemas por las desparejas calles de la ciudad, con ruedas delgadas y altas, más parecidas a las de un carro que a las de un coche moderno, utilizaron los elementos que tenían a su alcance y el motor era un modelo que utilizaban en algunos barcos. El coche completo tenia un peso superior a las dos toneladas y solamente las baterías de plomo y ácido, pesaban más de 700 kilogramos. Durante las pruebas realizadas en los meses siguientes a su presentación en sociedad, este prototipo recorrió miles de kilómetros sin mayores problemas. Tenia dos asientos delanteros situados casi arriba de las ruedas delanteras y tenia espacio para tres o cuatro personas en la parte de atrás.
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